Meteora VII by Merciful Nuns (2014)
Para Pythagoras, el siete era un número cósmico: la suma del tres (triángulo perfecto, divinidad) y del cuatro (cuadrado armonioso, elementos naturales), un puente entre cielo y tierra. Precisamente, “Meteora” es el séptimo álbum completo de Merciful Nuns y, además, su contexto temático se sitúa “en el horizonte de sucesos que une este mundo con el más allá” – en palabras del propio Artaud Seth. Todavía bajo el influjo astral del disco predecesor, “Exosphere VI”, emprendemos ahora un viaje musical alucinante desde la mitología antigua hacia la transformación. Durante el trayecto, te sorprenderás mirando hacia arriba, impulsado por el sonido impecable de “Meteora VII”, sacando tus propias conclusiones sobre los orígenes del ser humano. Tal es el poder sugestivo de la música de Merciful Nuns. La travesía finaliza en Meteora, una dimensión confortable como el útero materno y, al mismo tiempo, extraña, glacial, donde cuerpo y alma se aproximan a lo divino: “… / feel the ancient cold / in a place beyond / I am god / I am none”. Este lugar ficticio está inspirado en la imponente roca griega del mismo nombre, cuyos monasterios “parecen flotar” entre la niebla de madrugada – cuenta Seth. De manera que, en sentido metafórico – y semántico – el topónimo encaja a la perfección con la elevación – y subsiguiente contemplación – abordadas en el disco.
Estas sensaciones son particularmente intensas en el magnífico tema que cierra el álbum. La atmósfera de “A Place Beyond” es envolvente y oscura, con el diseño surrealista de los grandes del género, cinemático y progresivo, haciendo plausibles escenarios irreales. Por momentos, la pista suena autónoma, expandiéndose y contrayéndose como si tuviera vida propia. Los tambores imponen su ritmo chamánico y Jawa amartilla el bajo con un tempo siniestro, preciso, que resuena en la estructura. El ruido de fondo mimetiza movimientos tectónicos, de rocas colosales, y junto a los cánticos sacros, graves como oboes, y el entrechocar sostenido de platillos, misterioso, inducen una realidad mística y remota. Fugazmente, Jón Tmoh improvisa solos en el mástil de su guitarra, distorsionados y distantes, añadiendo aún más desolación al ya de por sí ambiente invernal, mientras Artaud nos hace partícipes de su transformación. Espeluznante y serena a partes iguales, es justo el tipo de canción emblemática que distingue a Merciful Nuns de sus contemporáneos. Lo mismo cabe decir de “A Day That Fades II” – originalmente impresa en la cara B del single de 7″ “Earth” el cual, a su vez, fué publicado como parte del EP “Exoplanet”. Una vez más, las líneas de bajo, enfáticas y escalofriantes, sirven de hilo conductor a la trama, conectadas a las vocales para propiciar un clima de angustia e incertidumbre…
